En Ávila, entre los
siglos V y VI, a tres caballos les cortaron la cabeza (en la foto) y a un
cuarto, el más joven, le extrajeron las costillas. Luego, enterraron estos
despojos junto a las primeras murallas de la ciudad con el máximo cuidado en
cuatro tumbas de piedra distintas y los taparon. Eran cuatro ejemplares que posiblemente
pertenecieron a las élites visigodas que habitaron la ciudad hace 1.400 años y
que el pasado febrero fueron hallados por los servicios arqueológicos
municipales.
La capital abulense
tiene un marcado origen vetón, una tribu celtíbera que ocupó las actuales
provincias de Ávila, Salamanca, Toledo y Cáceres. Este pueblo vivía en castros
hasta la llegada de las legiones romanas. Tras años de lucha, terminaron
absorbiendo la cultura de Roma: habitaron ciudades, asumieron muchas de las
costumbres latinas, pero siguieron manteniendo su gran afición y habilidad: la
equitación. Los jinetes vetones formaron parte de las alas militares romanas y
destacaron en la lucha por todo el Imperio. Hay caballeros vetones enterrados
en el Rhin y en las costas de Britania. En las murallas medievales de Ávila se
distingue, por ejemplo, un gran sillar reutilizado en el que se lee el nombre
de “Longinos, jinete del ala vetona”.
-Vicente G. Olaya, EL
PAÍS
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2 comentarios:
iNTERESANTE post.
RIVERA SACRA
SI CIERRO los ojos tras dos montes
si veo mi vida pasar entre murallas
si soy como una rogativa
con mi nombre anverso
será porque el "Caete", la otra noche,en un relincho
se acordó de las cosas y querencias de otro tiempo
allí do la materia se muda en transparencias
y una sombra sin cuerpo se desliza galopando
sobre el lomo radiante de una ola...
Me ha gustado mucho su jaiku de monte y luna.
Gracias por tu comentario.
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