En la entrevista
cotidiana que le concede el insomne Pedro Sánchez a Antonio García Ferreras (ambos
en la imagen) a cambio de que a este no se le ocurra hacer preguntas, una duda
quedó sembrada en el yermo bancal de mi entendimiento. A mí me habían dicho
todas las televisiones, durante cuarenta años, que vivíamos en una democracia
perfecta (…)
El caso es que el
insomne en funciones le dijo a Ferreras, textualísimo, que el segundo sepelio
de Franco ha sido «un paso de gigante para la democracia». A ver si nos
aclaramos, entonces. Si ya vivíamos en una democracia plena, ¿cómo a esta
democracia inconsciente se le ha ocurrido dar un paso de gigante? ¿Hacia dónde,
si ya habitábamos la perfección? Habrá que consultar el VAR, pero yo no sé si
es lícito considerar ‘gran paso’ el hacer con el tacón de Dolores Delgado un
agujero seis metros bajo tierra.
Y Ferreras se olvidó
de preguntarle por los policías que, en Catalunya y Madrid, agredieron a
periodistas identificados. Hay vídeos con audios muy explícitos de varias
salvajadas contra reporteros. Pero ya no son noticia ni en la tele ni en sus
propios periódicos. Otro gran paso para nuestra democracia, supongo.
Yo no digo que esté
del todo mal pegar a un reportero, pues todos los periodistas nos merecemos de
vez en cuando alguna hostia. Sobre todo los fotógrafos. Pero, si eres
gobernante, debes elegir muy cuidadosamente el momento. Y, si eres periodista,
has de preguntarle al insomne en
funciones sobre el asunto, si fuere menester.
Meterles miedo a los
periodistas siempre ha sido mal negocio. No solo en las manifas. También en los
platós. Sin embargo, en esta democracia ejemplar de pasos de gigante, el tema
de las agresiones policiales a periodistas está pasando bastante desapercibido.
Yo supongo que nuestras razones tendremos, los periodistas y nuestros
directores, para sentarnos tan cómodos sobre tan sonrosado forúnculo cular.
Las agresiones a
periodistas identificados e indefensos es la prueba de que sí hubo violencia
policial indiscriminada en Madrid y Catalunya durante las manifestaciones contra
la sentencia del procés. Pero no hablemos mucho de ello. No vaya a ser que nos
pise la lengua algún paso de gigante de nuestra democracia plena. Tan
mamporrerita ella. Qué riquiña.
-Aníbal Malbar en
PÚBLICO
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