domingo, 25 de febrero de 2007

EL ARTE NOBILÍSIMO DE LA ENSEÑANZA





Durante una entrevista que realicé a Luis Molera, quise saber su opinión sobre la figura del maestro, debido a que él mismo recibe clases hace muchos años de un reconocido especialista chino que vive en Nueva York. En su respuesta, diferenciaba el significado que se da en Oriente y el que nosotros tenemos.

Deduzco que allá se le adjudica el titulo a la persona que dosifica e imparte el conocimiento, pero también a quien está en consonancia con aquello que enseña. En cambio aquí, conozco a quien se considera lista/o para enseñar y pontificar si en un curso de fin de semana ha logrado nota, y si además se tiene cierto gracejo en la ejecución de los movimientos pues ya se está preparado/a para juzgar a los demás llamándoles impostores y cobrar por todo menos por reírse.
Los hay que incluyen en su currículum viajes a Oriente de donde se trajeron un trozo de nirvana para su propio consumo, guardando el resto celosamente en la nevera. Allí han visto lo innombrable con el rictus bobalicón del paleto constantemente alucinado, beatificando de inmediato cuanto oye, siempre que quien lo diga tenga los ojos achinados.

Han transcurrido casi treinta años desde que empecé mi entrenamiento en artes marciales y todos los días tengo que sortear y vencer la pertinaz creencia de que no sé nada. Todos los días también, añoro aquel aprendizaje cotidiano y lento con mi maestro, asistiendo durante años y años a sus clases, dejándome empapar por su paciente instrucción.

Recuerdo que nada más presentarme ante mi sereno Profesor me invitó a entrenar en su Dojo. Por entonces yo cumplía el servicio militar, así que le di las gracias y le dije que en ese momento no podía permitírmelo. Con el altruismo propio de los iluminados me contestó que me ofrecía su Gimnasio, no me invitaba a ningún trueque monetario. Él debía saber, como yo sé ahora, que llegado el día en que pudiese pagarle, mi alma misma sería la primera agradecida encontrando gran descanso al hacerlo. Porque al fin y al cabo y según lo entiendo, se trata de ayudar a los demás por encima de otras consideraciones, no de rentabilizar cuanto antes los cuatro cuartos gastados en el cursito y el diploma.

Los que enseñan se olvidan a veces, en la difícil reválida de la monotonía, que en estas artes internas su actividad no es más que un proceso de perfeccionamiento con testigos. Estos testigos son los propios alumnos a los que la vida ha hecho coincidir en nuestro camino.

Y de fondo, eterna y ajena a todo éste tráfago y a toda esta teoría, la inacabable sinfonía de la Energía Universal mutando sin descanso.


Salvador Palomo - 2002







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sábado, 24 de febrero de 2007

YO TAMBIÉN LO VEO ASÍ


La Vía Taoista entiende la existencia como un enderezarse y esperar la dirección del destino.


- Lao Tzu -








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viernes, 23 de febrero de 2007

MÁS CLARO....


De todo quedaron tres cosas: la certeza de que estaba siempre comenzando,

la certeza de que había que seguir

y la certeza de que sería interrumpido antes de terminar.

Hacer de la interrupción un camino nuevo,

hacer de la caída un paso de danza,

del miedo una escalera,

del sueño un puente,

de la búsqueda ...un encuentro.


Fernando Pessoa.


(La ilustración es "el jardín" de Paul Klee)






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miércoles, 21 de febrero de 2007

DE LA BRETAÑA FRANCESA




"EL BUEN MAESTRO ES EL QUE SABE EXTRAER UNA NUEVA VERDAD DE UN SABER ANTIGUO".
(Confucio)


Alain Baudet, originario de Francia pero ciudadano del mundo y hombre de diversa y sólida formación marcial, enseña Zan Zhuan Gong, una forma de Tai Chi Chuan que reúne los cinco estilos principales para compendiar y preservar el espíritu autentico del Tai Chi. Encierra grandes sutilezas técnicas y paralelamente cada movimiento corresponde a un trabajo de regulación de meridianos.

¿Podemos regularnos respecto al mundo exterior mediante la meditación y el trabajo consciente?
En efecto, y en eso consiste el trabajo del Chi Kung, en despertar las calidades energéticas, la claridad de espíritu y de pensamiento. En definitiva, a gestionar la energía vital que permita entre otras, una apertura del corazón. Metafóricamente claro, porque muchas veces requiere autentico coraje ser sincero con los demás o con uno mismo. Es el trabajo fundamental de las artes de transformación en general, cualquiera que sea su tradición. No podemos transformarnos sin pasar a través de sufrimientos que pueden ser debidos a no haber acertado en la elección de la vía o camino más apropiado en nuestra educación o en nuestra cultura. Pero también nos aportan sufrimiento nuestras neurosis, las de nuestros padres y las de nuestros abuelos. Llevamos memorias que nos condicionan y a través de estos condicionamientos abrirse, despertarse, son operaciones que comportan grandes dosis de valentía.

¿El Chi Kung es una forma de meditación?
Si, si, si. Pero la pregunta es ¿qué es la meditación? No es un ejercicio. Es un estado. Un estado en el cual todos nuestros sentidos están presentes, están despiertos y de esta forma hacemos que estos funcionen al máximo rendimiento, lo mejor que puedan. Es la presencia de la presencia. Y cuando hablo de sentidos no hablo solo de los sentidos físicos, sino también de los sentidos más sutiles. De esta manera se puede decir que el Chi Kung nos sitúa en estado de meditación. Es uno de los objetivos. Y cuando aumenta el nivel de Chi, porque el Chi Kung es el refuerzo y la mejora del nivel de Chi, entonces las glándulas, cuyas manifestaciones energéticas pueden ser el campo de cinabrio o los chakras, se ponen a funcionar mucho mejor. Estamos pues ante un estado de meditación. Mantengo este punto de vista, siendo para mí Chi Kung y meditación lo mismo. Puede darse que lleguemos a un estado trascendental de meditación en un momento en que no lo esperamos, e incluso en un momento en que no estamos practicando. Esto le ocurrió al Buda autentico. Él tuvo la iluminación cuando había abandonado todas sus prácticas. Pero quizá sea la suma de todas sus prácticas la que le permitió llegar a este despertar.
En ocasiones conlleva muchos esfuerzos detrás. Posiblemente, cuando olvidamos los esfuerzos y dejamos de darles importancia, este estado tan sutil y difícil de definir llega. No es un estado extraordinario, es el estado natural de nuestra conciencia. Podemos llamarla conciencia no alterada. A menudo llamamos meditación a sentarnos encima de un cojín. Yo llamo a eso una sentada silenciosa más que meditación, quizá por comodidad del lenguaje, pero no es la verdadera definición de meditar. Podemos decir que es el estado natural de despertar de todos los sentidos.



Salvador Palomo - 2001


- Alain Baudet es Presidente de la Federación Francesa de Chi Kung. Profesor del Instituto Internacional de Chi Kung. Licenciado en Educación Física y Deportiva. Diplomado en Psicología y Técnicas Psicocorporales. Osteópata. Acupuntor. Experto en Shiatsu. Profesor de Artes Marciales Chinas y de Tai Chi Chuan. (En la foto Alain a la izquierda y T. Lula a la derecha)










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domingo, 18 de febrero de 2007

LA VOZ INTERIOR


"Como la madre amamanta a su hijo, el hombre crea arte para alimentar su espíritu."







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sábado, 17 de febrero de 2007

ENTRAÑABLE SER


"Nadie sabe de dónde vino. Su nombre y seudónimo literario también son un misterio. Pero sí sabemos que cinco sauces crecían al lado de su casa, y por eso usaba el nombre de Maestro Cinco Sauces. En paz en el ocio, raramente hablando, no tenía deseos de fama o fortuna. Le gustaba leer libros, sin embargo nunca se detenía a descifrar sus profundas reflexiones. Pero cuando alcanzaba alguna revelación se ponía tan contento que se olvidaba de comer.
Era amante del vino por naturaleza, aunque no podía costearlo con frecuencia. Todos sabían esto y por eso cuando tenían vino, lo invitaban. Y cuando tomaba, siempre era haciendo fondo blanco. Enseguida se emborrachaba; así volvía a su casa, solo y sin ningún remordimiento acerca de cómo estaban encaminadas las cosas.
En la soledad de sus magras paredes, había poco abrigo del viento y del sol. Su corta chaqueta estaba remendada y emparchada. Y su cuenco y taza, hechos de calabaza y caña de bambú, frecuentemente estaban vacíos. Pero siguió escribiendo poemas para entretenerse, que nos muestran algo acerca de quién era. Y continuó así hasta que, naturalmente, llegó a su fin."


— De una página de la autobiografía de T’ao Ch’ien (365–427)






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viernes, 16 de febrero de 2007

SATÉLITE BLANCO


Si somos observadores, nos daremos cuenta cómo influye la Luna en nuestro cuerpo a nivel físico y psíquico. Los días de Luna llena nuestra energía física es máxima y nuestra excitación lo mismo; a los más lunáticos nos cuesta conciliar el sueño unos días antes de que llegue la Luna llena, también dependiendo de la fuerza que tenga dicha Luna ya que todas las Lunas llenas no son iguales.

He observado en las mujeres que están conectadas con la Luna a través de su menstruación, que son más sabias y se conectan mejor con su propia naturaleza. En Luna creciente estamos todos como más susceptibles; y en Luna menguante es como si nuestra energía pasase más a nuestro interior, es más fácil la interiorización y la reflexión. Los hombres que tengan pareja pueden aprender mucho de los ciclos por los que pasa su compañera y así pueden aprender a reconocerlos y vivirlos con intensidad; también los hombres pasamos por este ciclo, pero la gran mayoría no somos conscientes de ello, por eso la observación y el aprendizaje a través de la mujer podría ayudarnos a encontrar nuestra Luna, la erroneamente reprimida parte femenina, y así poder colaborar ambos por un bien común para la humanidad, ya que polarizar en positivo es lo que se transmite a los demás.

Hoy miramos al cielo para saber un poco más de la Luna, pero no olvidéis donde pisáis y ayudemos todos a Mamá Tierra, nos necesita igual que nosotros a ella.

(Extraído de un artículo de J. Gimeno)





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miércoles, 14 de febrero de 2007

WANG YANG: LA TORMENTA DE PÉTALOS

El sol entra en diagonal por las altas cristaleras del polideportivo municipal de Estepona. Hay gente diseminada por la pista cubierta que espera el comienzo del curso. Algunos, en grupos pequeños, comentan entre sí pero la mayoría mira en derredor con cierto nerviosismo desde sus soledades. En un banco de madera bajo y alargado al fondo del pabellón, están el viejo maestro y su hija Wang Yang formando un pequeño núcleo, una isla bifronte aislada por un mar de respeto a una leyenda viva. En Wang Bo la forma de lucha llamada Tai chi chuan se convierte en sereno arte y fuente de armonía. Delgadísimo él - esencia casi - viste su holgado y cómodo atuendo tradicional chino con naturalidad. Sus ojos parecen cansados de ver y andar pero la marea retornante de la sonrisa los inunda con frecuencia tornándolos entrañables. Vivir le encanta y no lo disimula. Su hija Wang Yang es seria, altiva, sencilla e indómita como una gata montés; su nombre suena a monólogo de látigo o al silabeo disuasorio de una espada cimitarra. Junto a su padre conserva el rol de niña favorita, como lo manifiestan las posturas infantiles que adopta mientras charlan constantemente entre ellos creando un universo verbal y dual. Esto contrasta fuertemente con las raras ocasiones en que se la ve sola, sólida y mujer. Es evidente de todas formas la veneración por su padre.
Antes de conocerla yo estaba predispuesto a ver una maestra autentica y con "pedigrí". Aún así, la escruté con el ánimo más desmitificador que pude: Su pelo negro y algo rizado caía a borbotones sobre los hombros, aparentemente frágiles, en dos coletas a los lados que arracimaban haces negros de manera irregular dándole un aire infantil y rebelde. Piernas largas, pequeños pies, tobillos blanquísimos (es lo único que el traje holgado de entrenamiento dejaba a la vista) y manos muy delicadas en constante rotación o estiramiento. Los labios carnosos y los dientes bonitos y uniformes daban marfil y sensualidad a su sonrisa, un punto escasa y un punto desconfiada. Los pómulos altos, los ojos grandes, vivarachos, en los que un alma curiosa e inquieta flamea, están guardados bajo unas cejas anchas e intactas. Esas mujeres que aceptan sus canas o que no retocan las dichosas cejas me hablan de la propia aceptación, sin concesiones a esa estética femenina que altera lo propio a base de maquillajes, tintes y potingues en busca de lo utópico, dejando siempre a la portadora, creo yo, una cierta conciencia incómoda de ser un fraude en sí misma, una falsificación. Hay ocasiones en que ni la dueña sabe al cabo del tiempo, cual es su verdadero color de pelo. En el caso del varón bien sabemos que la barba, más o menos larga, es el estado natural del rostro y el afeitado no deja de ser una coquetería, otra falsificación. En cuanto a la lucha sórdida y denodada contra el peso, no por motivos de salud sino de moda, da unas delgadeces fofas, en nada parecidas a las del desgaste físico por el ejercicio. Nuestra protagonista devoraba todos los platos que traían durante el almuerzo de despedida, sin embargo su báscula haría palidecer de envidia a esas aspirantes a modelos-percha. De acuerdo en que ella vive de su esfuerzo y su elasticidad en ese mini circo marcial de máxima calidad, pero no necesita maquillaje para su color de cara y su piel tersa, le basta con el ejercicio, la buena comida y claro... ni oler el veneno cancerígeno del tabaco, ese trágico hábito del ignorante que está esquilmando a la humanidad.

La fama precede a nuestros protagonistas pero ¿será verdad lo que se cuenta de ellos?... Por fin el Sifu Pedro Estévez coordinador y director del curso, reúne a los participantes y nos dirige unas palabras de bienvenida. Hace la presentación oficial del Maestro y su hija y comenzamos.
Durante tres cuartos de hora la espigada Wang Yang desarrolla una tremenda sesión de calentamiento donde deja bien claro quien manda allí. Sus contorsiones y su impresionante flexibilidad dejan atrás a luchadores curtidos de Wu shu que están entre los asistentes y que resoplan y sudan siguiéndola de lejos. Quedan por tanto los puntos sobre las íes. Ella está físicamente por encima de nosotros.
A continuación un pequeño descanso tras el que nos dividimos en dos grupos según el estilo que se practique, Chen con ella y Yang con el Maestro.
Estoy con el grupo de Wang Bo y por encima de la voz del provecto Guía se oyen en el pabellón las indicaciones dadas en voz alta de la joven asiática en su popurrí de chino y francés. La miro subrepticiamente, derecha y compacta como una varilla de acero, corregir a unos y otros, repetir los movimientos, mostrar la aplicación. No me ha defraudado; no se parece en nada a aquella señora china de la que aprendí algo en el Polideportivo de Carranque de Málaga, hace ya muchos años, y otras que están llegando, que tienen su obsesión no en el crecimiento de sus alumnos sino en el de su cuenta corriente.

En otros cursos hemos recibido una instrucción teórica para tener en cuenta. Ahora se trata de acción. La forma de Yang que nos enseña el Maestro es muy sencilla, grata de interpretar y sin desafíos físicos desmedidos. Una gozada iniciática. Aparte de verlo a él, con su voz sin aristas, oyendo en el idioma original los nombres de las posiciones que interpreta con naturalidad y fluidez. Y, constantemente, su sonrisa benévola y cálida.
A veces pasa cerca y me corrige la mano con suavidad, tomándola y moviéndola con la suya, a la que quiero imaginar cargada de la mítica energía interna. Me alegran sus correcciones, su contacto.

El tramo final correspondía a tui shou o sea esa forma característica de enfrentamiento a pecho descubierto y con contacto permanente del Tai chi chuan. Sorprendentemente siempre observo lo mismo: la gente se ríe y lo toma a broma y diversión. No digo que espantemos el optimismo de nuestra práctica pero el tui shou es una forma de trabajo complicada, muy rica en matices, enseña como es el adversario y como soy yo con respecto a él. Hay que intentar superar estas formas grotescas de inmadurez para buscar la esencia al trabajar la mente y la intuición a través del cuerpo, ya que se supone que sabemos lo que hacemos cuando lo hemos elegido.

Llega el fin del cursillo y con ella las fotos de grupo, las despedidas con intercambio de direcciones de correo electrónico, números de teléfono, etc.
El Sifu Pedro Estévez tiene la cortesía de invitar a quien lo desee a compartir el almuerzo con los Maestros (ella y él) que pronto volverán a sus lugares de origen, Wang Bo a China y Wang Yang a París, donde dirige la escuela Siming Internacional.
Durante la comida pongo en marcha la grabadora, con el permiso correspondiente, y voy a entresacar algunas preguntas, de todas las que formulé y que venían dadas tras la traducción del español al francés de Pedro para Wang Yang y de esta al chino para su padre, siguiendo luego la ruta inversa la respuesta.

- ¿Hay estilos más indicados para mujeres que para hombres?
Digamos que es una cuestión de adaptabilidad. El hombre tiene más masa muscular (por lo general) y puede extraer más rendimiento de su fa gin (proyección de energía) por lo tanto el estilo Chen parece más indicado para él.

- ¿Cuál es su opinión sobre la falta de armonía, la violencia, etc. que parece predominar en el mundo de hoy?
Realmente violencia ha habido siempre. La que hay hoy es diferente en cuanto a intensidad y estructura. Antiguamente a través de las artes marciales podía canalizarse esa violencia y dotarla de ciertas reglas. Ahora ha cambiado en el sentido de que antes quizá era notoria la diferencia entre bueno y malo y hoy parecen igualarse. También hoy día los poderosos medios de comunicación parecen inducir a ella en lugar de enseñar a controlarla.

- ¿Es importante un buen calentamiento? Hay quien dice que la forma misma ya es el calentamiento.
(Pedro Estévez dice) El calentamiento es parte fundamental. El Maestro calienta casi más que practica las formas, de esa manera sus beneficios son mayores. Es lo que ocurre con el suave Tai chi de parque, que no mejora espectacularmente porque no hace un trabajo extenso y profundo de calentamiento y estiramiento. Como hemos visto durante el curso ellos emplean fundamentalmente una forma de calentamiento que se llama: "San chi chin" o en español: Desenrollar el capullo de seda.

- ¿Qué papel desempeñan las armas en la práctica del Tai chi chuan?
Antiguamente se practicaba para dominar el instrumento y con ello defender la vida con mayor eficacia. Hoy día es un ejercicio aeróbico más, un recurso estético y/o una herramienta para perfeccionar los movimientos.

- ¿El Tai chi es violencia?
Su origen es filosófico y su uso es más bien para contrarrestar la violencia. Esto no implica que no sudemos durante los ejercicios. La transpiración permite al organismo cambiar, si no todo el Qi estancado permanecería dentro.

- ¿El hecho de practicar flexibilidad puede influir en una forma menos rígida de entender la vida?
Si no haces elasticidad cierras el cuerpo, acortas los meridianos y esto repercute en la manera en que tus órganos interpretan la vida.

- Hay una consideración muy especial hacia los riñones en la medicina oriental...
Son la base de la vida. Ellos nutren el dan tien de una energía que luego se expande por el cuerpo. Suele decirse que si los riñones están bien el cuerpo está bien.

- ¿Cuál es la importancia de la alimentación?
Lo más importante es comer, lo segundo no comer demasiado y luego qué comes. Siempre es mejor para el cuerpo lo que menos patas tenga. Es decir siempre será más sano el champiñón que la vaca o el cerdo.

- ¿La meditación sentada es recomendable?
Sí, pero hay que hacer ejercicio también.

- ¿El Tai chi es meditación?
El Tai chi puede ser una forma de meditación pero que contiene la dosis de ejercicio que lo convierte en algo más completo.

- ¿Cuál es la función de los puntos Lao kun y Yon quan (grosso modo: palma de la mano y planta del pie)?
El punto Yon quan tiene que ver con la salud de todo el cuerpo y nutre específicamente la salud de los riñones y el punto Lao kun tiene que ver con el corazón.

Aquí interviene Pedro Estévez.- "...por esto, dando la mano a alguien nos parece saber más de él, lo cual puede ser cierto. De la misma manera la importancia de Yon quan en la planta de los pies la pone de manifiesto el hecho de que cuando estas muy cansado físicamente, andar descalzo sobre césped mojado reactiva y hace desaparecer la sensación de cansancio".

- ¿Se pueden curar algunas dolencias con la energía de las palmas de las manos?
Si, pero el trabajo previo es muy arduo, tanto sobre la circulación energética y su control en el propio cuerpo, así como la capacidad de puentear con éste correctamente entre los distintos elementos y un profundo conocimiento de la medicina tradicional. No siempre donde se manifiesta el mal o el dolor está la causa.

Acaba el almuerzo. Wang Bo comió poquísimo pero se le veía satisfecho y desinhibido. En ninguna época del año toma nada frío y su alimentación es siempre frugal. Wang Yang, como dije antes, disfrutó comiendo en la medida en que mis preguntas la dejaban, pero no manifestó en ningún momento ni el más mínimo gesto de desagrado. Cuando al terminar fui a separar el respaldo de su silla para ayudarla a levantarse no pude moverla. Miró con una sonrisa mi cara de sorpresa y al levantar el mantel vi que había estado todo el almuerzo sentada en la silla descalza y con las piernas cruzadas en el asiento a la manera del sastre de Yoga. El maestro pasó junto a nosotros mirando al suelo intentado disimular la risa ante mi asombro. Era un gesto lleno de frescura de una lindísima mujer que además es una artista marcial fuera de serie. Espero que no se note demasiado en ésta crónica que me enamoró completamente.


Salvador Palomo -2002 -
Foto - Pedro Estévez

domingo, 11 de febrero de 2007

LEMA FRONTAL


"Solamente los muy tontos o los muy listos no cambian nunca"



- Proverbio taoista -








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sábado, 10 de febrero de 2007

ARTES SUPERIORES


Esta es la historia de un emperador chino que llamó un buen día al mejor de los muchos dibujantes de su corte –ya se sabe del gusto chino por las caligrafías y los dibujos rápidos con pincel– y le pidió que le hiciera el retrato de un pájaro. El dibujante asumió el encargo y se retiró.

Pasaron los meses. El emperador, que no olvidaba su petición, mandó recado al concernido. «¿No tenemos nada?», le preguntaron sus enviados. «Decidle a mi señor que estoy en ello», respondió el artista.

Lo mismo sucedió a los dos años. Idéntica pregunta, la misma respuesta.

Cuatro años después, el emperador, ya decididamente molesto, optó por ir en persona a ver al dibujante. «¿Seguimos sin dibujo?», le inquirió, con gesto adusto.
El dibujante, con aire ensoñador, masculló: «Ah, sí, sí... El pájaro... Un momento». Y tomó entre los largos dedos de su mano derecha un pincel de delicadas cerdas, lo hundió en el tintero y zas, zas, zas, marcó media docena de decididos trazos sobre un pergamino.

Aquellas pocas enérgicas rayas, por momentos delgadas, de pronto más gruesas, se engarzaban entre sí dando vida a un pájaro maravilloso, lleno de fuerza y de energía, que parecía estar a punto de tomar vuelo desde el cuidado papel del esteta.

«¡Qué portento! ¡Qué manos tienes, hombre genial!», exclamó el emperador, extasiado.

Pero, al cabo de un instante, volvió su mirada, de nuevo adusta, en dirección al dibujante. «¿Y para dar media docena de brochazos has necesitado cuatro años?», le reprochó con enfado.

«Sed tan amable y bondadoso de acompañadme a mi estudio, señor», respondió el artista. Y condujo al emperador hasta el enorme salón de techo acristalado que utilizaba como lugar de trabajo. Por todas partes –paredes, suelos, ventanas, escaleras–, se veían dibujos de pájaros, en todos los colores, en todas las posiciones posibles. Cientos y más cientos de dibujos de pájaros.

Se volvió entonces el artista hacia el emperador y le dijo con voz de acento cuidado: «Señor: para que pudiera dar los seis golpes de pincel correctos, éste tu devoto servidor ha necesitado dibujar durante cuatro años muchísimos miles de trazos torpes, inconvenientes, errados».

(El cuento no es mío y el dibujo es de Kasun J. Bandara de 8 años y se llama "Los pájaros y las vendedoras de fruta")







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viernes, 9 de febrero de 2007

TORPES...


¡ES QUE SOY MUY TORPE!


Cuantas veces oímos estas palabras los que nos dedicamos a la enseñanza de cualquier disciplina corporal. Hay quien viene a las clases desde el acartonamiento de la vida sedentaria, en la cual el único e ineludible ejercicio, aparte del zapping, es subir y bajar de automóviles, ascensores o escaleras mecánicas. Pensarán los que citan su torpeza con este currículum, que los demás seres humanos somos, de manera natural, prodigiosos volatineros o endiablados contorsionistas y ellas las únicas personas desheredadas de semejantes dones. Y en lugar de ser pacientes y constantes en dilatar los límites propios, se auto insultan nerviosamente con la frase aludida o se escudan en hernias, humores o taras de nativitate.

La torpeza es más rara de lo que parece. Lo que no lo es tanto es la falta de voluntad para insistir y repetir, de humildad para desnudar lo oxidado de la comunicación con nuestro cuerpo -el único bien que auténticamente poseemos- y de audacia para explorar y usar los propios recursos físicos.

De ninguna manera pretendo burlarme de un cuerpo poco ejercitado ni de sus circunstancias, pero a veces parece que se pretende estar en forma con solo pagar la matricula y la primera mensualidad de un gimnasio; o ser un abstraído y flexible yogui en veintidós clases de una hora o, por qué no, intocables y clarividentes maestros Zen comprando, que no leyendo, un par de libros de ocasión sobre el tema.

Se puede decir, y con razón, que el simple hecho de querer aprender ya es elogiable y que elegir responde a una introspección previa que aporta conocimiento de sí mismo. Indiscutiblemente. Pero olvidemos el ego en casa y comencemos el viaje del aprendizaje sin maltratarnos de palabra y sin juegos de escondite. Repetir y practicar. Ese es todo el secreto. Si esperas un milagro no vayas a buscarlo. Entrena y que te sorprenda practicando.

El punto final lo pone el inmortal Pío Baroja: " Una buena idea de sí mismo es la base de muchas superioridades del mundo: de las sociales, de las artísticas y de las literarias. Lo primero que hay que tener es confianza en uno y en sus condiciones, tanto en las verdaderas como en las falsas. Valen tanto las unas como las otras".


Salvador Palomo -2001





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miércoles, 7 de febrero de 2007

VALOR CIERTO


"Puede porque cree que puede"



- Virgilio -









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lunes, 5 de febrero de 2007

SECRETO


"El poeta chino sugiere sin decir del todo. Su método consiste en rendirse completamente a un estado de ánimo hasta que ese estado de ánimo, esa emoción, se rinda a su vez al artista y le revele sus secretos; después, silencio y trabajo incesante hasta conseguir una forma digna de expresarlo."



Luis Racionero. Textos de estética taoista.









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domingo, 4 de febrero de 2007

MIO DE HACE TIEMPO


LA COLECCIÓN


No siempre anima a la persona recién llegada al Tai chi la meta de armonizar la energía de los órganos internos, ni el desbloqueo de los canales de Qi. Con frecuencia, en dichos comienzos, se crea una inmadura urgencia en, llamémosle así, coleccionar movimientos. Cada nueva posición es acogida como un desafío y abordada con premura hasta conseguir una imitación más o menos aproximada, sin vivenciarla apenas y sin dejar que se asiente.

Independientemente de esto, el Tai chi hace su trabajo transformando a la persona, enfrentándola a su ego, y mostrándole sus limitaciones. La simple constancia en practicar las formas se convierte en el sutil peaje que abrirá las puertas a una percepción diferente.

En mi caso, al principio, imitaba a mi profesora china obsesivamente, sin pensar en otra cosa. La forma se imponía sobre el fondo. Quería conseguir aquella fluidez y aquella gracia tan característica del estilo Yang. Y el único camino posible era repetir y repetir los movimientos. Un buen día años después, durante unos ejercicios de Qi gong, siento oleadas de calor en las palmas de las manos. Era pleno invierno y estaba al aire libre. Fue una grata sorpresa. Había imaginado que alguna vez debía percibir alguna sensación de carácter interno, pero esa no era mi meta. En mi caso perseguía la "perfección" estética sin esperar nada más.

Más adelante comprobé la capacidad de distender a voluntad cualquiera de mis músculos. La importancia de este paso la pone de manifiesto un texto del Doctor Yang Jwing Ming que dice: "Solo relajando el cuerpo adecuadamente estarán abiertos todos los canales de Qi". Sutilmente empezaba a revelarse una parte del fondo.

Y así han ocurrido otros gratos hallazgos que aguardaban en mi interior. Lo que comenzó como una colección de posturas, es ahora la más apasionante de las exploraciones: la de los canales por los que circula la energía que me mantiene vivo.

Y todo esto, sencillamente, a cambio de practicar y tener paciencia.

Creo que merece la pena intentarlo.



Salvador Palomo 2001 (En la foto el maestro Chen Xiao Wang)









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