El domingo 6 de diciembre de 2009, publiqué en este
blog un atrevido, provocador y bellísimo texto con la misma foto que ilustro
este post. Le puse por título “UNA SABROSA TESIS” y, como puede comprobar quien
lo desee, ha tenido diversos comentarios a lo largo del tiempo.
El párrafo decía así:
"Algunas mujeres poseen una química sabia. En
verano, al sol, el perfume de sus axilas huele, por ejemplo, a pimienta o a
almizcle. En invierno, operan algún tipo de modificación en sus secreciones que
cambian por completo igualándose más bien al aroma del dulce de miel recién
hecho. Es lo que llaman “asumir su perfume de invierno”. Preguntadas a tal
efecto dicen no saber cómo lo consiguen."
-Monique Wittig / Sande Zeig
(Borrador para un diccionario de las amantes)
Ayer me llegó otro comentario que quiero reproducir
por si alguna fémina transgresora y abierta a propuestas atrevidas quiere darle
el capricho a esta anónima visitante del Jardín.
He aquí el texto:
“A mí me encantan las axilas femeninas con o sin
vello, su aroma natural es algo que gusta a muchas personas y que para mí es
normal. Es una zona erógena poco experimentada por muchos,
pero me gustaría paladearla. Se debe sentir súper genial. No sé si puedo dejar
mi correo para poder probar con otra mujer esa experiencia”.
---------------------------------------------------------