sábado, 26 de mayo de 2007

DE VUELTA A CASA


Ayer fui a Ronda. Entré por la carretera de Campillos dando de lado a la ciudad por la circunvalación. Al poco me acerco a la zona de la Dehesa y entonces, entonces ese olor... a pinos, a campo, a infancia, me alivia y descansa el cerebro, atenúa el rotar de mis angustias sintiéndome llegado a una meta que no es otra que el punto de donde partí. En esta ciudad siento que mi sistema nervioso se afloja, me queda grande. Sé que pertenezco a éste lugar, y aunque desaparezca en la China profunda un año, cuando vuelva por aquí sentiré de nuevo el calmo latido materno de la Serranía.

Mi cuerpo biológico, mi cerebro y mi alma son -están hechos- de mis antepasados y de Ronda. Conozco sus noches, sus inviernos, su frío mineral y, quizá, lo único incorruptible de allí: sus ciclópeas puestas de sol. El ojo del Dios amarillo hundiéndose entre las piernas de la Tierra sin haber repetido escenario desde el origen del mundo. Una nube, o tal vez muchas. Un pájaro, o tal vez muchos. Ellos se encargan de que el decorado cambie incansable en la siguiente ocasión.

Sinceramente, no es un mal sitio para el descanso (final).











-------------------------------------

6 comentarios:

El jardinero dijo...

y yo recomiendo tu poesía y el sosiego que trasmite, la inteligente habilidad para combinar los distintos colores de tu fertil alma. Gracias por tus palabras.

Anónimo dijo...

Puede que apreciemos o amemos màs a un lugar o a una persona cuando los tenemos lejos.
Es precioso tu escrito.

Anónimo dijo...

que bueno cuando volvemos a algún lugar que fue parte de nuestra vida y al volver vemos los buenos recuerdos y una parte de nosotros quizás olvidada vuelve con nosotros.

El jardinero dijo...

Gracias por la necesaria pincelada de vuestros comentarios.

González Luis dijo...

Cobran fuerza tus palabras, al lograr que mi mente esté presente en ese hermoso lugar. Pero más aún cuando logro percibir la fuerza de tu alma, haciendo transparente la luz divina caída en tu tierra. Síntaxis de palabras y hechos. Hombre y alma.

El jardinero dijo...

estar impresionado por las selectas palabras que nos ofrece Capricornio. Le ofrezco un oloroso ramito de jazmines de bienvenida.