viernes, 25 de mayo de 2007

ABRIENDO LOS OJOS


Es una paradoja que la verdadera suavidad sólo proceda de la fuerza. Si la esencia de la persona es débil y temerosa, puede fingir una acción suave, pero la realidad que manifiesta es dura. Una persona compensa la debilidad interna volviéndose agresiva y defensiva. Es necesaria una transformación, lo que no sucederá si se ve el Taichi como una danza vacía o una competición a empujones.

Cuando una persona relaja su tensión física y su fragilidad psicológica, permite que su aceptación personal tenga lugar y el Chi crezca suave y fuerte.

Los seres humanos se han civilizado en una pequeña fracción de la historia de las especies. Debajo de los trajes y vestidos hay genes primarios. Aunque no intervengan, el potencial de violencia está siempre en el trasfondo de los juegos de las personas, un tema ciertamente encubierto. Las personas arrogantes lo utilizan como amenaza y las personas tímidas tienen miedo de enfrentarse a ese potencial. Ambas condiciones están desequilibradas y crean conflictos. La habilidad marcial nos capacita para comprender y tratar con la violencia subconsciente que está en uno y en los demás.

Cuanto más profundo sea tu Taichi, es menos probable que lo utilices. La arrogancia y el miedo atraen los problemas, la energía interna y estar centrado producen bienestar.




Wolfe Lowenthal (alumno de Cheng Man-Ching)




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1 comentario:

El jardinero dijo...
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