jueves, 2 de agosto de 2018

NOS DA IGUAL




   Desconocía yo hasta hace bien poco qué era eso del coltán, y lo indispensable que es. Se utiliza para fabricar los condensadores que llevan la mayoría de los smartphones que usamos en el mundo occidental. Este preciado mineral tiene la mayoría de sus reservas en un país azotado por las guerras y la miseria: la República Democrática del Congo. La guerra del coltán costó entre 1998 y 2003 más de cuatro millones de muertes, con trabajadores expoliados en su mayoría en yacimientos ilegales por mafias o pequeños ejércitos y que, con suerte, cobrarían un euro por un trabajo esclavo y cruel. Las grandes multinacionales son también las grandes responsables de esta explotación criminal que recuerda viejas prácticas coloniales. En estos días que tanto se habla de inmigración —rescates en el mar, gente que huye de aquellas u otras modernas guerras coloniales, en definitiva, del horror—, acordémonos del coltán cada vez que consultemos nuestros móviles, y de la historia que tienen detrás, para que Gobiernos e instituciones competentes den una salida y solución digna a los hijos del coltán.



- María Olga Santisteban. Zalla (Bizkaia).







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