Señor Allen, ¿a usted qué le preocupa del mundo en el que
vivimos, del rumbo que ha tomado nuestra civilización? Soy muy pesimista porque
el problema del mundo es que depende de la gente. Si miras la historia, ves que
la gente no ha hecho un buen trabajo administrándolo, cuidándolo, viviendo en
él. No tengo muy claro que el mundo vaya a sobrevivir; no hay muchas razones
para el optimismo en estos momentos, tal vez en unos años haya mejores
perspectivas.
¿No
encuentra usted ningún motivo para la esperanza? Bueno, hay una porción de la
gente que es agradable. Pero o no hay suficiente, o son demasiado pasivos, o la
tarea es abrumadora; o los malos tienen más ambición y energía. Pero es difícil
hallar un punto luminoso en la historia de la humanidad.
¿La gente,
en general, no es buena? La gente, en general, está asustada. Y cuando están
asustados, actúan equivocadamente, se comportan mal. Es la condición humana, la
trágica condición de la existencia, la gente está ansiosa y asustada, no tiene
nada en lo que creer, ni tiene esperanza, y la vida es muy complicada, y se
comportan mal. Si mañana quedara claro que la vida tiene sentido, o que hay un
dios en el universo, seguro que la gente actuaría mejor, y la situación
cambiaría para mejor radicalmente. No es que la gente sea inherentemente mala,
es que tiene miedo y por eso se comporta mal.
¿Lo tiene
usted? Yo estoy tan asustado como los demás, más que la mayoría; y soy una de
las personas que se comportan decentemente a pesar de todo. Hay gente así, pero
no demasiada.
-Joseba
Elola en EL PAÍS
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