"Una de las funciones más importantes de la
autocompasión tierna es la autoaceptación radical. Cuando aprendemos a estar
con nuestro yo imperfecto de un modo compasivo, dejamos de juzgarnos y
criticarnos por no ser suficientemente buenas. Abandonamos la continua lucha
por ser una persona distinta, por ser perfectas, y nos aceptamos con todos
nuestros defectos y rarezas. Este enfoque es radicalmente distinto al que trata
de estimular la autoestima.
La autoestima es una evaluación de la valía
personal. La mayoría de nosotras hemos aprendido que para sentirnos bien con
nosotras mismas debemos sentirnos especiales y por encima de la media. También
significa que nos comparamos continuamente con los demás. Esa comparación
constante nos lleva a sentirnos competitivas con los demás (por tanto, a
alejarnos).
Nuestro sentido del valor propio depende de si
conseguimos nuestros objetivos. Nos sentimos positivas cuando la respuesta es
afirmativa, pero en esos días en los que nuestro pelo no colabora y está
horrible, y la respuesta es negativa, nos sentimos menos valiosas.
Además, la búsqueda de una autoestima alta nunca
acaba; es como una cinta de correr de la que parece que no podemos bajarnos.
Siempre hay alguien que lo hace mejor que nosotras (si no ahora, pronto). Y el
hecho de que seamos criaturas imperfectas significa que no estaremos a la
altura de nuestros estándares una y otra vez. Nunca seremos suficientemente
buenas o tendremos suficiente éxito.
La autocompasión tierna evita la trampa de la
autoestima porque nos enseña a aceptarnos incondicionalmente. No tenemos que
ganarnos el derecho a la autocompasión. Somos compasivas con nosotras mismas
simplemente porque somos seres humanos imperfectos y merecemos atención, sin
más. No es necesario que tengamos éxito o que seamos especiales y estemos por
encima de la media. Solo tenemos que acoger con cariño la confusa obra en
progresión y en apuros que somos.
Los objetivos de la autoestima y de la
autocompasión son polos opuestos. Una trata sobre hacerlo todo bien; la otra,
de abrir el corazón. Esta segunda opción nos permite ser plenamente humanas.
Dejamos de intentar ser perfectas o de llevar una vida ideal, y nos centramos
en cuidarnos en todas las situaciones. Puede que no cumpla con algún objetivo,
que diga alguna estupidez o que tome una decisión desacertada y mi autoestima
habrá sufrido un gran golpe, pero si soy amable y comprensiva conmigo misma en
esos momentos, tendré seguro este éxito. Cuando somos capaces de aceptarnos
como somos, dedicándonos apoyo y amor, conseguimos nuestro objetivo. Es algo
con lo que podemos contar siempre, pase lo que pase".
- Kristin Neff es profesora de Psicología de la Universidad de Texas. Este extracto es
un adelanto editorial de su libro Autocompasión fiera (Paidós), que se publica
el próximo 22 de junio.
--------------------------------------------