La
sociedad está cambiando a velocidad de vértigo. El destrozo de las políticas
neoliberales en las vidas de los ciudadanos ha producido alteraciones en el
espectro político que pueden ser radicales en los próximos comicios. Sobre todo
si los partidos tradicionales no saben estar a la altura.
La
izquierda está en ebullición. Hay una alternativa que está recogiendo el
desencanto denunciado el 15-M, al que los partidos no han sabido responder. Su
propia existencia es un hito que debería hacer saltar todas las alarmas: el
dinero y las viejas campañas ya no llegan al votante harto, joven o no.
El
ciudadano de izquierdas quiere alternativas concretas a problemas reales. Ya no
aceptan más las generalidades que luego se incumplen sin rubor. Quiere saber,
queremos, cómo solucionaremos que los desahucios sigan siendo cien diarios —de
primera vivienda— con sus cien familias a la calle. Queremos conocer qué
plantean los partidos para parar la estafa generalizada que padecemos con la
energía, quién hará una auditoria real del precio de la luz y cómo se frenará
el oligopolio vergonzoso de las gasolinas en España.
Queremos
saber cómo se conseguirá que las empresas y las grandes fortunas paguen
impuestos, igual que hacemos los ciudadanos de a pie. Necesitamos creer que
además de votar elegimos, que tenemos poder real cuando decidimos, que no se
volverá a chalanear todo al día siguiente de entregar el voto.
-Txema
López de Aguileta.
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