En contraste con otros fármacos de energía, la
cafeína produce un síndrome de abstinencia en mucho menos tiempo que el opio, la
heroína o los barbitúricos. Desde 1943 se sabe que un gramo diario de cafeína
(equivalentes a cinco tazas de exprés, o diez de café aguado), absorbido
durante una semana, basta para inducir un cuadro carencial. Esto se comprobó
administrando a continuación a placebo (con sabor a café, pero sin cafeína),
pues el 84 por 100 de los sujetos reaccionó inequívocamente; poco después de
recibir el placebo, el 55 por 100 padeció «el dolor de cabeza más grande de su
vida, acompañado por náuseas y vómitos, tensión muscular, ansiedad, incapacidad
laboral, desosiego y letargia»; el 29 por 100 restante atravesó una reacción
análoga, aunque menos aparatosa. Nuevos experimentos llevados a cabo en 1969
confirmaron las conclusiones de 1943.
- A. Escohotado
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