“No se deben pasar por alto los celos, la ley
animal del territorio, que seguirá animando irresistiblemente a tibios e
inseguros, y tentando en mayor o menor grado a todos los demás, pues no somos
aún sobrehumanos. Si la libertad es la sustancia del vivir, el amor representa
su sentimiento, el ánimo de la libertad misma. Los libertinos dignos de crédito
aman constantemente, rodeados por una vecindad melindrosa, acaparadora y
mórbida, que con una u otra excusa adora el miedo; los libertinos proponen
lealtad y miramiento, allí donde sus perseguidores exigen compraventa, y cercas
como las que delimitan el deambular del ganado. Por lo demás, nadie sabe qué
acontecerá a medio plazo en este campo, ya que las cosas se inventan o autoorganizan
desde el comienzo del tiempo”.
- A. Escohotado
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