miércoles, 14 de agosto de 2019

PRIVILEGIOS FEMENINOS



  “Una paciente me refirió lo que le sucedió la primera vez que contempló un vídeo pornográfico junto a su marido: “…cuando vi aquellas escenas tan explícitas me quedé petrificada. No había visto nunca nada igual. Me excité muchísimo y me sentí un poco avergonzada por si mi marido notaba algo. Era un temor ridículo porque habíamos alquilado el vídeo precisamente para eso. Cuando nos acostamos yo estaba mojadísima y mi marido tenía una media erección que yo puse rígida con rapidez en cuanto se “lo” rocé con mi mano. Recuerdo que él también tenía la punta del glande muy mojado. Hicimos el amor muy excitados y nos corrimos enseguida. Después, estuvimos hablando un ratito, pero yo no me atreví a decirle que seguía excitada. De modo que cuando dejamos de hablar él se quedó dormido. Calculo que estuve masturbándome durante dos horas. Recuerdo con toda claridad que necesité hacerlo once veces hasta que me quedé realmente relajada. Sólo entonces pude dormirme”.



-Recopilado por Patricia Schreiner-Engel, del Departamento de ciencias biomatemáticas de la Escuela de Medicina Mount Sinaí de Nueva York










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