El rey francés Luis
XIII (en la imagen) se casó con Ana de Austria cuando ambos tenían catorce años de edad. Los
dos reyes fueron inmortalizados por Alejandro Dumas en su célebre novela “Los
tres mosqueteros”. Pese a la fama que siempre ha tenido la corte francesa,
aquel rey se casó virgen e ignorante de todo lo relacionado con el sexo. Esto
significa que pasó mucho tiempo sin que el matrimonio se consumara, algo
inquietante en toda monarquía necesitada de sucesores consanguíneos. Ana de
Austria se quejó de ello a su hermano Felipe IV, el indolente rey de España, y
este trasmitió la queja al Papa, que se encargó de hacer llegar el problema a
su nuncio y al embajador de Venecia en París; amigo personal del rey este
último. Ambos personajes urdieron con la reina una pequeña, ingeniosa y
práctica maniobra. Se las compusieron para conseguir que el rey pudiera
contemplar a escondidas una cópula entre su hermana y el esposo de esta. Cuando
el joven rey vio lo que había que hacer, solicitó acudir a los aposentos de su
reina para llevar la teoría a la práctica. Ésta, que le estaba esperando, no
tuvo que volver a quejarse al rey de España por este asunto y dio a Francia el
que después fue conocido como Rey Sol: Luis XIV, inmortalizado también por
Dumas en su famosa novela “La máscara de hierro”.
-Anécdota que nos proporciona
Carlos Fisas, quien afirma haberla recogido de Robert Montesquieu.
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