“El agua puede estar
cargada energéticamente con mayor o menor intensidad, dependiendo del
movimiento que se produzca al fluir. En un arroyo natural, donde el agua es
conducida por las piedras de un lado a otro (no en línea recta como en las tuberías)
el nivel de energía es mucho mayor. Por eso, antes de beberla, agito el agua y,
probablemente lo más importante, me uno de forma consciente con lo divino y la
tomo con respeto y agradecimiento”.
-Gertrud Hirschi,
profesora de su centro de Yoga en Zurich
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