miércoles, 4 de junio de 2008

DEL DIARIO "EL PAÍS"


"Dudo que haya habido en la historia una revolución que haya tenido más impacto sobre la vida real de más gente que la de la mujer. Y como es tan reciente, y atenta contra tantos hábitos mentales y emocionales acumulados durante milenios en nuestro ADN, muchos andamos estos días bastante descolocados. Las mujeres ya no saben si su prioridad debería de ser familia e hijos o carrera; los hombres no saben si quieren de compañera a la clásica mujercita o a una campeona del mundo laboral. Las reglas estaban todas escritas hasta los años 1960, pero desde entonces estamos todos solos, tanteando a ciegas, intentando inventarnos cada uno nuestra fórmula individual.
Esto puede tener su gracia, pero también se puede volver un agobio y una pesadez".



-John Carlin





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4 comentarios:

Runas dijo...

Eso es lo malo que no hemos dejado llevar durante mucho tiempo por unas reglas estupidas que marcaban unos patrones para el hombre y otro para la mujer. No hay prioridades , solo vivir tu vida de la forma que tú escojas para sentirte realizad@ como persona indiferentemente que seas hombre o mujer.

El jardinero dijo...

Bien dicho MJ.

Anónimo dijo...

Es cierto que de los sesenta a los noventa han sido unos años muy difíciles para el hombre, que se ha visto realmente desplazado de su sitio. Los modelos caían, uno tras otro. ¿Quién de nuestra generación no ha oído mil veces eso de "deja a tu padre tranquilo, que viene cansado del trabajo", o ha estudiado en una asignatura de infausto recuerdo, aquello de que la mujer debe ser el reposo del guerrero?
Y lo creíamos sin más, porque de hecho era así.
Los jóvenes posiblemente se rían al leer esto; hoy sería impensable. Lo positivo es que de unos años a esta parte y para bien de todos, ellos han adoptado actitudes femeninas y ellas masculinas (léase las mejores de cada género por supuesto), tendiendo a la igualdad deseada. Da gusto ver a los chicos-padres de hoy cuidando de sus bebés de igual modo que sus madres e implicándose en la educación de los mismos.
El hombre tradicional ha visto que su poder, entre comillas, se quedaba en nada, y ha sufrido y todavía sufre por ello. De ahí,tantos celos, maltratos e incomprensiones. Sin embargo, el inteligente disfruta de la siuación.
Hoy estamos cerca de ser iguales en todo; es decir somos personas que optamos por cualquier forma de vida, sin más autorización que la de nuestra conciencia.
Pero como mujer, me gustaría atribuir al colectivo femenino la facultad de elegir que nos es propia por naturaleza. Es una gran suerte, llamadla intuición, sexto sentido o como querais, pero existe y aunque no nos haga superiores en absoluto, nos permite la selección y seducción del objeto de nuestro deseo, de igual manera que nos sugiere una retirada a tiempo.
Estoy segura de que la aproximación de los sexos y la sensibilidad imperante, logrará que el hombre tenga también esa maravillosa cualidad...
Gracias jardinero por permitir que me exprese en tu blog.

El jardinero dijo...
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