George W. Bush era tan ignorante como parecía, pero
no porque hubiera tenido una vida difícil y pobre como muchos de quienes lo
votaban. Era un ignorante por vocación, por gusto, por descaro, pues había ido
a los colegios y a las universidades más caras. Desde luego que no pertenecía a
la élite del conocimiento: pero sí a la mucho más restringida del dinero, a la
élite de los que nacen ya privilegiados y disponen desde niños de redes de
contactos que los protegen y les garantizan que necesitarán muy poco esfuerzo
para ganar más privilegios todavía y legarlos a sus hijos, en esa cadena
hereditaria de la desigualdad y el dinero que no se rompe nunca.
-Antonio Muñoz Molina
(En la foto Three Rabid Dogs)
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