Para quienes siguen el Tao, no hay cosa mejor que una
sola forma de practicar meditación para el resto de su vida. Pero todo lo del Tao
cambia y fluye, y así también debería ocurrir con la meditación. No es una disciplina
estática sino más bien un medio progresivo de vida espiritual. Los
principiantes tienen su meditación, los estudiantes avanzados tienen la suya.
La gente sencilla tiene meditaciones simples, las personas complicadas deben
tener meditaciones que los enganchen completamente.
No importa qué clase de persona seas, habrá
momentos en que agotarás todo el potencial de un método contemplativo. Después
de todo, un método es sólo una estructura arbitraria, mientras que el
subconsciente que estás tratando de dominar es infinito, cambiante, elusivo.
Por lo tanto, cuando un método esté agotado, tienes que cambiar a otro. A veces
es suficiente con alternar entre métodos; en otros momentos necesitarás pasar a
una etapa nueva y superior de meditación.
Mientras te sientas inquieto, es una señal de que
todavía no has madurado completamente en la senda espiritual. Los últimos
niveles de meditación tratan con la completa quietud de la mente. En este
estado, uno siente nada, piensa en nada, se preocupa sobre nada. Cuando la
meditación se vuelve rancia, una insumergible preocupación evita que consigas
esta quietud. Es por eso que debes cambiar hasta el día en que la inquietud
retroceda naturalmente y la tranquilidad sea todo lo que quede.
-Meditaciones taoístas
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