lunes, 15 de abril de 2013

MEDITACIONES TAOÍSTAS



Si estás en posición de enseñar a otros, deberías enseñar sin reservas. ¿Qué necesidad hay de retener información? Podrías contar el secreto de la vida más de diez veces, y seguiría estando seguro. Después de todo, el secreto es sabido sólo cuando la gente lo hace realidad en sus propias vidas, no cuando simplemente lo oyen.

En el pasado, los maestros eran egoístas. Habían aprendido sólo con extrema dificultad, y a su vez se lo hacían difícil a otros. Además, tenían miedo de ser superados por sus alumnos, por lo que siempre retenían alguna clave. Qué actitud tan tonta! ¿Cómo puede un alumno siquiera desafiar al maestro, a menos que ese maestro deje que sus habilidades declinen? Deberías enseñar desapasionadamente y sin guardarte nada.

Cuando cultivas el poder interior, comienza a acumularse en tu interior. Pero hay algo extraño. No puedes retenerlo por siempre. Si tratas de hacerlo, la energía espiritual te destruirá. Pero si la usas prudentemente –para sanar a otros, para enseñar a otros, para confortar a otros- entonces la energía se recargará más y más intensamente, como un pozo que se rellena a sí mismo. Mientras más das, más recibes a cambio. Mientras más desinteresado eres, mayores los propios beneficios.





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