domingo, 24 de marzo de 2013

PÁRRAFO



"(...) Nada de esto sabe el soldado Boeuf. Afanado en su diaria tarea, el gastado uniforme tapado por un largo mandil sucio, había estado acantonado en las afueras de la bonita y arisca Antequera, esperando que se reuniera el largo río multicolor de la ingente fuerza militar gala hasta convertirse en un mar cohesionado y bien adiestrado en las maniobras de la guerra. Esta ciudad le impresionó por las numerosas iglesias y la hostilidad tan poco cristiana de sus habitantes. También por las damas, por lo general de carácter montaraz, que tenían ese rasgo de la mujer árabe que parece hablar con la mirada. Madres, hijas y esposas se ocultaban al paso de las tropas tras ventanas y balcones, mirando temerosas la soldadesca que había inundado la milenaria ciudad. Era indescriptible el ensordecedor ruido que producía sobre la piedra vieja de sus calles el trote de las abigarradas formaciones de coraceros franceses con sus petos plateados, sus cascos empenachados y los devastadores sables de hoja ancha y recta desenvainados que precedían a los pesados trenes de artillería tirados por poderosos caballos percherones..."



-S.P.

(Para Mercedes)



(En la imagen un coracero francés)

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