
En vez de apreciar nuestra vida, es frecuente que demos por sentada y merecida nuestra existencia, o que encontremos en ella una carga deprimente permanentemente adherida. La gente amenaza con suicidarse porque no obtiene de la vida lo que cree merecer de ella.
Empezamos a trascender el miedo cuando examinamos nuestro miedo, nuestra angustia, nerviosismo, preocupación o inquietud. Si profundizamos en nuestro miedo, si miramos debajo del barniz que lo recubre, lo primero que encontramos es nerviosismo y luego tristeza. El nerviosismo está todo el tiempo vibrando, dando vueltas a la manivela. Cuando disminuimos las revoluciones, cuando nos relajamos y aceptamos nuestro miedo nos encontramos con la tristeza, que es tranquila y dulce.
-SHAMBALA
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1 comentario:
Y si supieramos observar nuestra propia tristeza sin que ésta se adueñe de nuestra existencia y pudieramos sentir como se disuelve, encontrariamos el silencio que auyentaría al miedo...Quizás podriamos observar también al miedo a cierta distancia.
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