domingo, 4 de febrero de 2007

MIO DE HACE TIEMPO


LA COLECCIÓN


No siempre anima a la persona recién llegada al Tai chi la meta de armonizar la energía de los órganos internos, ni el desbloqueo de los canales de Qi. Con frecuencia, en dichos comienzos, se crea una inmadura urgencia en, llamémosle así, coleccionar movimientos. Cada nueva posición es acogida como un desafío y abordada con premura hasta conseguir una imitación más o menos aproximada, sin vivenciarla apenas y sin dejar que se asiente.

Independientemente de esto, el Tai chi hace su trabajo transformando a la persona, enfrentándola a su ego, y mostrándole sus limitaciones. La simple constancia en practicar las formas se convierte en el sutil peaje que abrirá las puertas a una percepción diferente.

En mi caso, al principio, imitaba a mi profesora china obsesivamente, sin pensar en otra cosa. La forma se imponía sobre el fondo. Quería conseguir aquella fluidez y aquella gracia tan característica del estilo Yang. Y el único camino posible era repetir y repetir los movimientos. Un buen día años después, durante unos ejercicios de Qi gong, siento oleadas de calor en las palmas de las manos. Era pleno invierno y estaba al aire libre. Fue una grata sorpresa. Había imaginado que alguna vez debía percibir alguna sensación de carácter interno, pero esa no era mi meta. En mi caso perseguía la "perfección" estética sin esperar nada más.

Más adelante comprobé la capacidad de distender a voluntad cualquiera de mis músculos. La importancia de este paso la pone de manifiesto un texto del Doctor Yang Jwing Ming que dice: "Solo relajando el cuerpo adecuadamente estarán abiertos todos los canales de Qi". Sutilmente empezaba a revelarse una parte del fondo.

Y así han ocurrido otros gratos hallazgos que aguardaban en mi interior. Lo que comenzó como una colección de posturas, es ahora la más apasionante de las exploraciones: la de los canales por los que circula la energía que me mantiene vivo.

Y todo esto, sencillamente, a cambio de practicar y tener paciencia.

Creo que merece la pena intentarlo.



Salvador Palomo 2001 (En la foto el maestro Chen Xiao Wang)









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2 comentarios:

Espíritu dijo...

Yo también en mi práctica de tai chi intento imitar a mi maestro, lo que es casi imposible,pero a través de la imitación y años de práctica ha surgido mi propia personalidad.
Dicen que el tai chi facilita la relación entre el hombre y el cosmos. A mi me ha ayudado a integrarme en este mundo. ( ya no soy una extraterrestre).

Espíritu dijo...

Yo también en mi práctica de tai chi intento imitar a mi maestro, lo cual es casi imposible, pero a la vez de la imitación ha surgido mi propia personalidad.
Dicen que el tai chi facilita la relación entre el hombre y el cosmos. A mí me ha ayudado a integrarme en este mundo. ( Ya no soy una extraterrestre).