El libro, el libro impreso y tangible, manejable,
fácil de guardar, sin peligro de descarga de batería, es un diseño muy
práctico, al mismo tiempo resistente y flexible, barato de producir, una obra
maestra de simplicidad y eficacia, como una cuchara o un vaso o un velero.
No leemos solo con la mirada, igual que no nos
situamos delante de un cuadro o de un edificio solo con los ojos: el tacto, las
yemas de los dedos, el cuerpo entero forman parte de nuestro equipaje
cognitivo. No sé qué será del libro en papel y del libro electrónico y de la
lectura o de la atención y del grado de justicia social necesario para
sostenerla dentro de 10 años. No lo sabe nadie, y menos que nadie los que creen
saberlo. De lo que estoy seguro es de que seguirá habiendo grupos dispersos de
escritores y lectores que seguirán compartiendo el gran secreto a voces de la
literatura.
-Antonio Muñoz Molina
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