La tecnolatría
convierte en profetas o incluso en dioses benévolos a halcones del capitalismo
como Mark Zuckerberg (en la foto), con su sudadera y sus zapatillas de buen muchacho
universitario volcado casi cándidamente a la tarea de mejorar el mundo. Lo que
Facebook ha hecho, con su complacencia bonachona, es acumular más poder
incontrolado y más dinero que la mayor parte de los Estados democráticos,
comerciar sin escrúpulo con los datos de sus usuarios, favorecer la piratería y
la manipulación de elecciones y no poner límite, para no perder ni un céntimo
de beneficios, a las campañas de persecución xenófoba que se han difundido a
través de tan risueña plataforma en países como Myanmar: “Quienes controlan el
funcionamiento de una tecnología acumulan poder e, inevitablemente, forman una
especie de conspiración contra aquellos que no tienen acceso al conocimiento
especializado que pone a su disposición dicha tecnología”. Eso lo escribió Neil
Postman en 1992.
-Antonio Muñoz Molina
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