“Cuanto más escribía e indagaba, más cosas
necesitaba escribir. El libro era una culminación y un punto de partida. Un
dolor persistente en la espalda le hizo ir al médico. Había imaginado que sería
lumbago: era un cáncer renal. Los médicos pronosticaron que podría vivir unos
tres años. Quizá con uno le bastaría para terminar el libro. Pero la enfermedad
se aceleró y a los pocos meses ya estaba claro que iba a morir. En la cama del
hospital le seguía dictando a un amigo, Ed Vulliamy, que ha dado forma al libro
inacabado, Everything is Happening: Journey into a Painting. Según la vida se
le iba acabando, Michael Jacobs intuía que una parte del misterio de Las
meninas está en el tránsito del tiempo: ese instante detenido o congelado se
disipará un instante después, cuando las doncellas terminen su genuflexión,
cuando el pintor absorto dé una pincelada, cuando la infanta tome en su mano
tan blanca el búcaro de arcilla roja. De pronto esa figura del fondo se
convertía para él en el centro de la pintura. Al hombre a punto de morir le
parece que el aposentador vestido de negro le está indicando con un gesto que
le siga, que le mostrará algo que no ha visto nadie, el secreto último del
cuadro, o el de una vida completa y detenida para siempre, cerrada por la
muerte, como se cierra la puerta de una habitación. Las meninas es una cripta
del tiempo”.
-Antonio Muñoz Molina
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