Desde el principio, empezando por las chicas del colegio
y sobre todo las profesoras, me pasé la infancia mirando a las mujeres en las
tiendas, en la calle, en el autobús, en las fiestas, preguntándome cómo se
sentiría uno con ellas y qué placeres podría descubrir con ellas. En el
colegio, tiraba el lápiz bajo la mesa de la profesora para arrastrarme debajo y
mirarle las piernas. La poco metódica naturaleza del sistema educativo me
permitió desarrollar un interés entusiasta por las faldas de las chicas (...).
Las faldas, como los telones de los teatros más tarde, despertaban mi
curiosidad. Quería saber qué había debajo. Había que esperar la ocasión
favorable para descubrirlo. La falda era un objeto de transición; una cosa en
sí misma y al mismo tiempo la posibilidad de ir más allá. Eso se convirtió en
mi paradigma de todo conocimiento trascendental. El mundo es una falda que
quiero levantar.
-H. Kureishi / “Intimidad”
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4 comentarios:
Las faldas, como los telones de los teatros, producen curiosidad.
Gracias por el comentario. Me gusta su colonia....
“Ahora por fin tomo conciencia de que soy un ser humano y no he acabado de aprender. Ya no me avergüenzo de mi ignorancia, ni temo que me gusten ciertas cosas”…
Muy loable su avance espiritual. Le felicito sinceramente por sus logros. Ahora sólo falta que también le guste firmar sus comentarios en este trivial y evanescente blog.
Gracias.
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