La
bisagra de una puerta que se mueve nunca se corroe.
El
agua que fluye nunca se estanca.
Incluso
en el otoño de tu vida, no puedes abandonar el crecimiento. Si lo haces,
estarás invitando al deterioro.
Todos
los diferentes aspectos de la persona –cuerpo, mente y espíritu- tienen una
curiosa característica: Si dejan de ser ejercitados, dejan de crecer. Una vez
que dejan de crecer, comienzan a atrofiarse. Es por eso que, sin importar
cuánto hayas logrado e independientemente de qué edad tengas, tienes que seguir
ejercitando todas las partes de ti mismo.
Sólo
crecemos cuando somos desafiados. Los músculos no se fortalecen sin
resistencia. Las facultades mentales no se agudizan sin pensamiento crítico. El
espíritu no se eleva sin algo que lo emocione. El probar cosas nuevas
constantemente puede parecer un gran esfuerzo, pero a menos que lo hagas,
caerás muy rápidamente de tus alturas. La constancia del ejercicio físico,
variando las rutinas de tanto en tanto, y la constancia de los desafíos
mentales y espirituales son esenciales porque no podemos revertir completamente
el envejecimiento, pero de esta manera podemos retrasarlo. Mientras permanezcamos
vitales, no sufriremos tanto. Aunque envejecer es natural, a veces seguir el
Tao supone más que seguir la ruta de la menor resistencia. ¿Por qué deslizarse inmóviles
e indefensos hacia la vejez, la enfermedad y la senilidad? El desafiarse a uno
mismo es también un camino válido, aunque difícil. A veces el Tao privilegia lo
difícil por sobre lo fácil.
-Meditaciones
Taoístas
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2 comentarios:
Esto es un regalo. Encontrármelo hoy también. Gracias por ponerlo aquí.
Ayer el Tao, privilegiando lo difícil, no me habría permitido disfrutarlo. O algo.
Besos.
Sí, correcto, o algo... (;-)
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