Persigo
la espiritualidad porque me da una tremenda satisfacción. No la persigo por las
amenazas del infierno, de la ignorancia o del sufrimiento.
La
vida tiene sus momentos tristes y sus momentos felices. Los acepto todos. La
vida tiene también sus momentos libres de pasiones y completa serenidad. Esos son los
momentos que busco. Señalan mi senda a través de la miríada de fenómenos de
esta existencia. No me comparo con ascetas ni sacerdotes. Que ellos tengan sus
vidas. Yo disfruto de la mía.
-Meditaciones taoístas
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