¡¡¡¡
Sslahhk...!!!!! Restallaba la tralla entre el piafar desesperado de la bestia. ¡¡Sslahhk..!!
El poderoso caballo de más de trescientos cincuenta kilos miraba aterrado al
ser humano que le azotaba los cuartos traseros mostrando sus blancas corneas en un despavorido intento de huir. Las herraduras arrancaban chispas de las piedras.
El viejo Cabo al que apodaban “El Viti” no tenía
piedad alguna con los animales. Si no se sometían a su voluntad el cuero reseco
del látigo volaba hacia la grupa del équido dejando durante días alargadas secuelas de la lección.
Cuando montaba parecía estar atornillado a la montura y por más que el rebelde corcel hacía no lograba quitárselo de encima mientras los hierros le castigaban la boca y las espuelas mordían con sus dientes de acero los costados del noble bruto.
Cuando montaba parecía estar atornillado a la montura y por más que el rebelde corcel hacía no lograba quitárselo de encima mientras los hierros le castigaban la boca y las espuelas mordían con sus dientes de acero los costados del noble bruto.
“Que
hubiera nacido obispo...” decía sin inmutarse por sus desmedidos castigos.
-S.P.
Lámina de José Ferre / Un
sargento de húsares de la Princesa, época de Alfonso XII.
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