Como en muchas tradiciones, el calendario tibetano está regido por la luna y cada mes tiene diferentes días dedicados a prácticas espirituales específicas. El día más importante es el de la luna llena y lo idóneo es emplearlo en realizar el mayor número posible de actividades positivas.
Es un compromiso que se toma al amanecer del día de la luna llena y concluye a la mañana siguiente. Durante ese tiempo, uno también trata de ser más generoso y amable con los demás y, en los momentos de ocio, meditar más de lo habitual. Se supone que cualquier acción realizada este día tiene mucho más poder. De este modo, cualquier acción dañina es muchísimo más grave y cualquier acción beneficiosa, más virtuosa.
- Juan Manzanera en "La mirada del Maestro"
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