lunes, 16 de abril de 2007

AL GUSTO DE ANA

LEYENDA DEL ROBLE Y EL TILO





Cuenta Ovidio que Júpiter, cansado del néctar y la ambrosia del Olimpo y también un poco harto de escuchar a todas horas la lira de Orfeo, decidió darse un paseo por la Tierra. Tomó entonces la apariencia de un pobre vagabundo y empezó a pedir asilo y comida en las casas que fue encontrando, pero nadie le atendió.
Por fin llegó a una humilde choza, la más pobre de las que había encontrado. Era de un matrimonio de edad avanzada. El matrimonio no sólo le dio cobijo al dios, aunque ellos no sabían que era un dios, sino que pusieron ante él todo cuanto tenían: aceitunas, unos rábanos, una col......

Entonces les contó que él era Júpiter y que como agradecimiento les concedería todo cuanto quisieran. La petición de la pareja fue esta: "No consientas que ninguno de los dos quede solo ni un día: concédenos morir juntos".

...Y pasó el tiempo. Un buen día la pareja, ya muy viejecita estaba recordando la felicidad de su vida, el amor que siempre se tuvieron, cada uno se dio cuenta de que el otro se iba llenando de hojas; después una corteza los cubrió. Apenas tuvo tiempo él de decirle: "Adiós, querida compañera, y gracias por tu amor..." porque nada más salir estas palabras de sus labios los dos se transformaron en árboles, pero ya estaban juntos para la eternidad, porque el roble y el tilo tenían un solo tronco.





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2 comentarios:

Runas dijo...

Muy hermosa la leyenda, yo me se otra sobre el "junco", lo que pasa es que es un poco larga, algun dia la escribiré en mi blog, seguro que te gustara leerla.

Anónimo dijo...

Gracias por vuestros sinceros comentarios.