“La extremada timidez
de Jorge Riechmann (en la imagen) me impresionó aun antes que su aguda
inteligencia y su gran sensibilidad y cultura. Había estudiado en la Humboldt
de Berlín y además de un buen traductor de poetas difíciles era matemático,
filósofo y sabía un montón de literatura alemana. Estoy al tanto de su cada vez
más coherente compromiso con lo que antes podíamos llamar conservación del
medio ambiente leyendo sus ensayos, sus artículos y sus panfletos acerca de la catástrofe
socioecológica que tenemos encima (y debajo). Riechmann tiene razón, aunque
casi todos –empezando por él mismo- preferiríamos que no. Su último ensayo, “Otro fin del mundo es posible, decían los
compañeros” no es precisamente un libro para pasar el rato; ni su asunto
fundamental, el colapso civilizatorio, un buen tema “para ligar”.
(…)
------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario