“Las voluptuosas diosas de los árboles o
driadas, generalmente representadas inclinando una rama hacia abajo y dando al
tronco una suave patada cerca de la raíz. Esta curiosa fórmula procede de un
ritual de fecundación. Según una remota creencia, la naturaleza necesita ser
estimulada por los humanos; las fuerzas procreadoras tienen que ser despertadas
de su semiletargo por medios mágicos. En particular, hay cierto árbol indio
(asoka) del que se dice que no florece a menos que una muchacha o una mujer
joven lo toque o le dé una patada. Las muchachas y las mujeres jóvenes son
consideradas personificaciones de la energía materna de la naturaleza. Son
réplicas diminutas de la Gran Madre de la vida, vasos de la fertilidad, vida
pletórica de savia, fuentes potenciales de nuevas progenies. Al tocar al árbol
y darle su patada, trasfieren a él su potencia, y lo capacitan para germinar y
dar fruto”.
-Heinrich Zimmer /
“Mitos y símbolos de la India”
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