Mientras Zaplana era
“el jefe”, según han desvelado los pinchazos telefónicos, y se llenaba los
bolsillos de dinero público con mordidas, ¿qué sucedía en la Comunidad
Valenciana? Pues, por citar un par de ejemplos muy ilustrativos: en toda la
provincia de Alicante únicamente existía un hospital que pudiera dispensar
radioterapia y, por si esto no fuera poco, su falta de recursos provocaba que
los enfermos oncológicos con la enfermedad muy avanzaba tenían que esperar
hasta tres meses y medio para recibir el tratamiento. Ahí, Zaplana no tuvo la
piedad que reclama ahora para sí.
Por este motivo, a mí
no me temblaría la mano dejando a Zaplana entre rejas, con los servicios
sanitarios existentes en los centros penitenciarios. A fin de cuentas, el
estado en que se encuentren esos servicios serán los que gente como él han
provocado, sustrayendo millones y millones de euros al erario público. ¿Y
saben? Tampoco sentiré cuando críe malvas. No es odio, sencillamente, antes él
que cualquier raterillo de tres al cuarto que sí está en prisión y con el que
seguramente no ha existido, ni de lejos, este trato de privilegio que recibe
Zaplana. La pena es que la mayor parte de cuanto robó, según informes de la
UCO, no volverá a las arcas del Estado. Eso sí que lo sentiré.
-David Bollero en EL PAÍS
(En la foto Zaplana
entre restos de basura)
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