“La oposición, como es
natural, sobre todo la conservadora, que se vio apartada por sorpresa de un
poder que considera patrimonio suyo, justifica esta competición en nombre de la
limpieza y la transparencia que el partido del Gobierno tanto pregonó desde la
oposición, y en eso tiene razón. Lo que no casa tan bien con esa explicación es
que los conservadores reclamen la dimisión de un ministro detrás de otro
cuando, estando en el poder, los suyos no predicaron precisamente con el
ejemplo. ¿O es que es peor la reprobación de la ministra Delgado por unas
manifestaciones indignas e impropias de una ministra, pero grabadas cuando no
lo era, que la de su antecesor en el ministerio, Rafael Catalá, por presionar
directamente a los jueces en los asuntos de corrupción que afectaban a su
partido?
En cualquier caso,
somos muchos los españoles —de izquierdas y de derechas— a los que nos cuesta
creer que el verdadero motivo que lleva a Ciudadanos y al PP a pedir la
dimisión de un ministro tras otro sea la defensa de la honradez y la limpieza
de las instituciones después de ver cómo se oponían a que el Parlamento
investigue al Rey emérito por considerarlo un delincuente, acusado por una
amiga de corrupción en una conversación, por el mismo personaje que grabó a la
ministra de Justicia,”.
-Julio Llamazares
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