“Eurovisión es un método de tortura experimental
concebido para unir a los europeos destrozando la música y el buen gusto.
El sábado, Israel lanzó en mitad de la gala una
réplica de la princesa Leia tras salir de los espejos del Callejón del Gato (en
la foto). El engendro empezó a cacarear y luego siguió cacareando hasta no
dejar un oído sano.
Toy,
la canción ganadora de este año, bien podría ser el Taj Mahal del asco. El
escandaloso chorreo de decibelios se correspondía con el enésimo bombardeo
sobre la franja de Gaza”.
-David Torres en Público
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