Se ha popularizado como algo positivo y deseable,
desde el Mundial de Fútbol del 2006, el concepto de buntes Deutschland o
Alemania multicolor. Una Alemania desenfadada, jovial, derrochadora, que a
fuerza de invadir con bañador y sandalias las playas del Mediterráneo se ha
latinizado. Los férreos principios de la moral prusiana han caído en
descrédito. Hoy es moneda corriente en Alemania el que los trenes lleguen con
retraso, sus pilotos hagan huelga en días de ajetreo vacacional, sus políticos
sean incapaces de gestionar la construcción del aeropuerto de Berlín, aún en
obras tras largos años. Los programas de humor no dan abasto. Y ahora resulta
que la gran insignia de la marca Alemania, la Volkswagen, se ha estado
dedicando en gran escala a prácticas picarescas.
-Fernando Aramburu en EL PAÍS
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