Los que se ven trabajando son también los
arquitectos de su propio sufrimiento; al parecer construyen estructuras cada
vez más fantásticas de las que nunca conseguirán escapar. Toda la empresa
recuerda los profundos confines interiores de una parte olvidada de la Torre de
Babel, en la cual, mucho después del derrumbe y el abandono de su sacrílega
estructura, una tribu de trabajadores semejantes a hormigas continúa edificando
hacia el vacío, para nadie y para nada.
-Philipp Blom
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