Durante
unos años, desde 1982, en España se construyó un sistema de educación y de
salud que no tenía mucho que envidiar a los mejores de Europa en calidad,
tecnología y profesionalidad de los funcionarios que lo hacían andar todos los
días. Ese sistema se está desarbolando con la misma eficacia salvaje que se
aplicó en Gran Bretaña. Todavía no estamos en esos niveles de miseria que se
respira, por ejemplo, en las salas comunes de los hospitales de Manchester.
Pasa lo mismo en otros terrenos: los trenes, que fueron también un orgullo de
esa nación, se van rompiendo por todas las esquinas. Los españoles todavía
andan y son, además, puntuales.
Londres
nos envía brillos cegadores desde la City, donde una cuadrilla de ladrones
vestidos con elegancia manipulan los tipos de interés mientras se toman unas
pintas en pubs como el Black Friars. Hacia ahí vamos, conducidos por Rajoy. En pocos años, podremos presentarnos de nuevo al COI. Orgullosos de nuestra chatarra.
-Jorge M. Reverte (el artículo completo aquí)
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