Y ¿a quién le pidieron permiso estos del Gobierno
para prestar más de treinta mil millones de euros en los tiempos que ya corrían,
y a los griegos? ¿Qué mediocre economista habría cometido semejante locura contradiciendo
las leyes de riesgo básicas del mercado? Era angustiosamente prioritario obedecer
los dictados de la voracidad mercantil de sus amos aun en contra de la voluntad
y el sentido común de la nación entera.
-S.P.
(En
la foto el ministro ese, que me da la impresión de ser un consentido un poco tirano,
menea el rabo ante el hoplita griego)
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