Hoy de mañana, para que desayune, le pongo a mi
perro Tillo un poco de jamón ahumado que empezaba a pasarse. Se lo
traga en un visto y no visto. Cuando sale al patio y ve la escudilla que
contuvo su manjar vacía, la huele y la lame silenciosa y resignadamente. Se me asemeja
a mí mismo cuando pienso en la corta e intensa relación que tuve con esta mujer,
tan remota ya. A veces me asomo al patio vacío de mi corazón recordando
nuestra tórrida ascensión a los cielos del sexo y también lamo con lascivia su
recuerdo.
Donde quiera que esté le deseo a ella, y a ustedes,
un feliz San Valentín.
-S.P.
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