miércoles, 28 de diciembre de 2011

AUTORIZADO CON REPAROS



Nosotras damos placer, y dejamos ver que eso nos hace dichosas; pero algo inexplicablemente nos impide confesar o dejar ver hasta qué punto gozamos [...] Es preciso que ellos tengan que combatir, que vencer; es preciso que la mujer tenga algo para conceder, incluso cuando otorgó ya sus favores supremos [...] Esto no es un simple cálculo por nuestra parte, es el instinto. El animal hembra se defiende, se retira, huye. El macho persigue, fuerza, domina. Cuando ha conseguido su meta, se aleja. Entonces la hembra le persigue, exige ayuda, protección y subsistencia [...] Creo que con esas luchas la naturaleza ha querido alcanzar el máximo de excitación, el más completo flujo de las valiosas savias, haciendo más perfecta la cópula. Por eso los hijos nacidos de un combate amoroso son más robustos que los nacidos de un matrimonio aburrido, “concebidos entre la vigilia y el sueño”, como dice Shakespeare. La provocación y el rechazo son leyes naturales.



-“Aus den Memorien einer Sängerin”. Anónimo / 1870



(Ilustración de Morisot)

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