martes, 22 de marzo de 2011

REALIDADES


Gracias a Wikileaks sabemos que la tan cacareada nación más tecnológicamente avanzada del mundo tenía un control de seguridad sobre sus centrales que parecía dirigido por Homer Simpson: una revisión de las normativas sísmicas cada 12 años y demás lindezas. Japón es el ejemplo más claro de lo que espera al futuro mundial: superpoblación, escasez de recursos y dificultad para mantener energéticamente el país en marcha.

Una reflexión sobre Japón nos lleva a un país abanderado en la esquilmación de los mares, ¿o es que nadie recuerda que son casi los únicos que siguen cazando ballenas cuando a los demás nos provoca náuseas el asunto? Igualmente tenemos las imágenes -que parecen ya tan lejanas- de ciudades iluminadas hasta lo grotesco por anuncios de neón; unas condiciones laborales y de educación extenuantes que provocan en adultos y niños algo similar a la neurosis colectiva y un exagerado mercado de tecnología de consumo; de la presencia de mafias mejor no hablar, pero no debemos obviar que controlan parte del sistema político y financiero con más de 100.000 miembros y 3.000 clanes; la mafia más grande del mundo, sin ir más lejos.

Marcan nuestro camino occidental, ese que lleva a creernos que la fiesta económica y de población no tiene fin ni límite y quizás también marquen el inicio de una nueva era, nada halagüeña, en la que más de uno va a empezar a preguntarse cuál es el límite de población mundial y cómo reducirla sin que corra, de ser posible, la sangre.




-E. Iglesias Delgado en EL PAÍS





------------------------------

1 comentario:

El jardinero dijo...

Mi intención en este post no es criticar al pueblo japones, sino al sistema que gobierna el mundo y que en aquellas capitales roza la desmesura.
Pero qué más da, en el pueblucho en el que vivo los carriles están llenos de porquería que tiran mayoritariamente los jóvenes, que seguro esperan, como en su casa, que mamá les limpie su roña.
Me alivia pensar que la extinción de nuestra especie ya está en marcha.