viernes, 25 de marzo de 2011

NUCLEAR NO


La familia de la grulla Tsuru se acerca a Fukushima. Viajan de un lado a otro del gran archipiélago japonés. Sienten a gran distancia delante de ellos una pavorosa emisión de calor. Tras muchas horas volando el jefe del clan decide posarse lo más cerca posible de la fuente de alta temperatura.
Al rato, aparentemente reconfortados, reemprenden el vuelo hacia el gran pantano que abastece de agua potable la zona norte de Tokio. No tienen ni la más remota idea de que la muerte viaja en sus patas ni de que sus cuerpos ya están siendo devorados por la invisible radiación. El infierno tenía abierta una boca en las ruinas de la central nuclear donde habían descansado.



-S.P.



(Pero nosotros no debemos preocuparnos en absoluto; dos autoridades tan poco apegadas al dinero, equilibradas y solidarias como José María Aznar y Felipe González han dicho a quien quería escucharlos que la energía nuclear es segura.
Relajémonos entonces y a consumir)

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