domingo, 21 de diciembre de 2008

AH, EL AMOR...


Helen Fisher es una antropóloga que lleva media vida desentrañando los mecanismos neuronales, la actividad cerebral que despierta el amor.
El cibersexo le suena a pornografía y auto estimulación: “No se engaña tan fácilmente al cerebro; un ordenador nunca podrá sustituir a un órgano con cinco millones de años de evolución”, sentencia. También opina que si el deseo sexual nació para motivar el apareamiento casi con cualquier pareja, el amor romántico permitió ahorrar energía concentrando los esfuerzos en un solo individuo porque el cariño por un compañero duradero es útil para criar juntos a los hijos. Para ella su objeto de estudio no es una emoción, sino un poderoso instinto: “Al igual que el ansia de alimento y el instinto maternal, se trata de una necesidad fisiológica, un instinto que consiste en conseguir a un determinado compañero para aparearse”.
Lo suyo es probar científicamente que la química del amor funciona igual en todo tipo de relaciones entre humanos y que tampoco varía con la edad y que el amor romántico es adictivo porque provoca en el cerebro reacciones similares al consumo de cocaína.



-De una entrevista de Elena Sevillano (EPS)




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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Jardinero, que digo yo que esta señora será americana, no? Más que nada porque les encantan los estudios científicos. Y digo yo también, ¿para este viaje hacían falta tantas alforjas? Si yo pudiera, me limitaría a poner en negrita desde "la química" (en el último párrafo) hasta el final.
Hoy si, ya un beso de invierno para tí y otro para el cachorro.

El jardinero dijo...

Pues sí, hay gente que no sabe que hacer para consumir cocaina. Besos para usted también desde mi gélido puebluco.