miércoles, 1 de octubre de 2008

EDIPO REY


Hace unos veinte millones de años, el koala, marsupial arbóreo y herbívoro, vivía en las selvas australianas, alimentándose de hojas muy diversas. Cuando el clima empezó a enfriarse, las selvas fueron reemplazadas por bosques de eucaliptos. ¿Han probado una hoja de eucalipto? No lo hagan. Es correosa, tóxica y apenas proporciona alimento. Muchísimas especies se extinguieron con la llegada del eucalipto. Otras buscaron nuevos lugares para establecerse. El koala, no. El koala prefirió adaptarse y conformarse con lo que había. Desde entonces, su vida ha ido convirtiéndose en una auténtica porquería.

Para arreglárselas con la nueva dieta y digerir las hojas de eucalipto, el koala desarrolló una especie de microbio estomacal. Pero eso lo hizo entonces, cuando poseía la inteligencia que puede esperarse de un mamífero. Ahora, el microbio se transmite por la vía más fácil: a partir de los seis meses, y hasta que cumple un año, el koala pasa gran parte de su tiempo amorrado al ano de su madre, sorbiendo un tipo de excremento rico en microbios. En este caso, como en otros, la infancia define la vida.



-Enric Gonzalez en "EL PAÍS"




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1 comentario:

Anónimo dijo...

De verdad, ¡qué risa! Lo que yo te diga con lo de los títulos :-))