miércoles, 26 de marzo de 2008

DEDICADO A REGINA


"Crear por encima de todo"




-Máxima de la generación del 27






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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para el Jardinero, porque estuvo allí.
Durante el tiempo que duraban los bailes dominicales en la Calle Molinos, CREABAMOS un espacio de frescura efervescente con tres amperios y cuatro acordes resudados...
Como una vez escribió un coadjutor en una hojilla parroquial, que nunca se llegó a publicar: “...los nuevos tiempos demandan nuevos ámbitos de sociabilidad entre los chicos y las chicas rondeños”,
Y ahí entrábamos en escena los del grupo Apollo, creando en Ferias y domingos un ámbito coral de gritos y susurros; una escalera de colores rematada en caramelo; una ruptura de usos y costumbres en el seno de la juventud rondeña; una gimnástica que iba desde los pingos pencosos de la filo-yenka hasta las tensas nervaduras de las parejas fusionadas al compás de aquel poema sinfónico de los Mody Blues de nombre tan ajustadamente evocador: Noches de blanco satén.
En nuestro caso, aquellas noches venían precedidas por las dulces tardes mojadas en los aromas de vainilla y de canela que la vecina fábrica de galletas llamada La Purísima Concepción destilaba contra las nubes cirros de la siesta, el canalón, la cera y el guirlache..
Los chicos con las chicas deben estar, repetía nuestro cantante, Jesús, siguiendo nuestra “Apollonica” versión del éxito de Mike Kennedy, aquel cantante de rostro cacarañado del grupo Los Bravos.
También era el título de una novela de Jesús Fernández Santos, si no me equivoco. No la leí; como tampoco leí Cabrera, aquella otra del confinamiento en la isla Cbrera de las tropas de Napoleón derrotadas en Bailén tras pasar por Gibralfaro (Málaga) y Cádiz..
Con tres acordes y cuatro amperios aquellas jóvenes vírgenes de blusa rosa saltaban de las labores domésticas propias de su sexo, a desplegar las líneas de fuga de sus cuerpos tan sedientos de yeyúnicos anclajes, en un viaje que parecía muy moderno, audazmente roc-kero, pero que al cabo del grafito de mis venas, una vez destilado en mi recuerdo, se me revela tan antiguo y tan eterno como la vida en los misterios de la antigua Grecia, cuando al canto de un gallo, las hembras del coro se frotaban las caderas haciéndose fuerza en las carencias, rasgando en silencio el satén de las esferas...

Salvador

El jardinero dijo...

Sí señor, crear por encima de todo.
Gracias Salva.