lunes, 15 de enero de 2007

YOGA EN MÁLAGA


Hablando de "las tentaciones" en una pelicula de I. Bergman se dice, citando uno de los libros sagrados de los cristianos:
"No podrás evitar que un pájaro pase sobre tu cabeza pero sí puedes impedir que anide en tu pelo".

Hoy añado la entrevista a un hombre que lleva decadas enseñando Yoga en Málaga. Fue una experiencia formativa y muy refrescante.

ENTREVISTA A ENRIQUE MOYA

“Uno de los hijos de Vairócana, un rey hindú de nombre Mahabali, perdió la vida en una batalla y se vio ante la opción de ir al cielo con cien tontos o al infierno con un sabio. El monarca eligió la segunda alternativa diciendo:”Con un sabio no me será difícil hacer del infierno un cielo, pero con cien tontos el cielo mismo sería un infierno”.
(Esta historia pertenece al Rig-veda, el más antiguo documento de la literatura india, datable entre los siglos XII y VII a.d.C.)


Las mágicas y misteriosas razones del azar, trajeron el día oportuno a mi vida, las primeras noticias de este veterano yoguin que ha iniciado a muchos en el camino del antiquísimo Yoga, la disciplina hindú, hija del silencio y la voluntad.
Hace años, una ex alumna suya –fugaz transeúnte en el incesante trajín del alma de este narrador- y aspirante a monitora de este arte me habló fascinada de él. A ella la olvidé, pero no así la encomiable opinión que me dio sobre Enrique. Con posterioridad, al aceptar la agradable tarea de estas entrevistas, decidí averiguar algo más acerca de este sereno hierofante.

Tras un contacto previo, quedamos una mañana en su “âsram”, que en sánscrito significa: “Lugar de reunión de aspirantes a la espiritualidad”.

- La primera pregunta es ¿Cuál fue el primer contacto con el Yoga?

Mi primer contacto fue en Madrid a través de mi amigo Danilo que es, a mi entender, uno de los mejores profesores de Yoga de España. Yo estudiaba Economía y él era compañero mío. Un día me animó a asistir a una clase que daba un profesor inglés que se llamaba David y me gustó bastante.
Dos o tres semanas después nos dio la clase una chica mexicana de nombre Málati. Ahí comencé a entender el “tempo” en la enseñanza de este arte. El ritmo que supo darle esta mujer a su enseñanza me abrió el deseo de aprender y practicar hasta tal punto que, posteriormente, dejé la carrera y hasta hoy.

¿Hay alguna relación entre Yoga y ayuno?

Los yoguis al cuerpo físico le llaman literalmente“el cuerpo que esta hecho de comida”, esto te hace tomar conciencia de la importancia que les dan a la alimentación. Y ¿cual es la mejor alimentación? Pues es tan sencillo como decir que es la más cercana y natural a uno mismo. Los “yoguis”, sin ser estrictos, recomiendan una dieta ovolactovegetariana.
El ayuno... bueno, más que el ayuno, la atención a la dieta, es muy importante porque el Yoga es un viaje de conocimiento y experiencia. Y los yoguis quieren que en ese viaje el cuerpo esté lleno de salud, fuerza y vitalidad. De esta manera si uno tiene una intoxicación, recurrir al ayuno obliga al cuerpo a que elimine esa intoxicación.
Por otra parte, es de común conocimiento entre los yoguis que no todo el mundo tiene que hacer ayunos. Tienes que conocer, eso si, tu corporeidad en todos los registros posibles. Ayunar es desde luego una práctica aconsejable, pero siempre de una manera controlada y vigilada.

Hablemos de la figura del maestro.

Yo he tenido diversos maestros, pero hay una persona que a mí me inspiró la vía del Yoga. Fue quien supo infundir en mi “ánimus” la semilla correcta para encontrarme a mi mismo en este camino de conocimiento y vivencias y que además fue, curiosamente, quien me entregó el título de profesor de Yoga: Swami Chidananda. Este hombre es un ser de una calidad humana especial. Vive en la India y está totalmente volcado en la ayuda a los demás, construyendo hospitales y escuelas para los más pobres. Solamente escucharle, verle andar o sentirle respirar o leer lo que escribe ya es gratificante y como digo tuve la suerte de tenerle de inspiración.
Pero como te digo he tenido muchos maestros porque soy una persona a la que le gusta tener un enfoque plural de las cosas y por lo tanto también del Yoga. De esta manera, he estado con escuelas de Yoga cuyas prácticas son muy precisas y “físicas”entre las que destacaría la enseñanza de Nil Hahoutoff.

En una línea distinta tuve la suerte de conocer a Krisnamurti. Estuve en el verano de 1977 en Suiza haciendo un curso con él y la experiencia fue grandiosa.
También tuve la suerte de conocer a Swami Satyananda, y recibir parte de su profunda y amplia enseñanza a través de mi buen amigo Danilo Hernandez.
Así mismo, destacaría el conocimiento del maestro Babakar Khane y su original enseñanza, y en estos últimos cuatro años he contactado con el maestro Dhiravamsa al que he tenido la suerte de invitar varias veces a dirigir cursos de meditación Vipassana aquí en Málaga.

He intentado equilibrar la precisión técnica y un fondo, un ánima para obtener una densidad que sea valiosa, auténticamente formativa y que cumpla los dos aspectos que yo considero fundamentales en el Yoga: crear salud en todas las áreas del ser humano y darle libertad a través del conocimiento de sí mismo.

“El educador forma a su aprendiz como el mar a los continentes, retirándose”. ¿Está cambiando la relación maestro / alumno?.

En la tradición del Yoga se habla de maestros que, tras un número determinado de años de práctica, echan al alumno si el maestro considera que ya no está aprendiendo. Digamos que lo invita a irse, a madurar por si solo.
Creo que está más cerca de lo verdadero el que te enseña a despertar el maestro interior que hay en ti. El que con su ejemplo, con sus prácticas, con su dedicación, te muestra el camino pero no te hace dependiente de su persona.

-¿Está más cerca el Yoga de la gimnasia psicológica que de una actividad meramente física? Creo que sería abyecto considerarlo deporte.

Efectivamente no es un deporte. De hecho se diferencia de casi todo en algo que voy a decir: El Yoga se hace para no mostrarlo. Es algo que haces exclusivamente para ti. Esto te da una relajación enorme a la hora de su práctica. Lo haces para que te dé salud, para que te dé equilibrio... y lo que se muestra son los resultados en tu vida, no la práctica.
Antiguamente las clases de Yoga eran individuales es decir, el maestro veía la constitución física, emocional y psicológica del alumno y le enseñaba unas determinadas prácticas específicas para el momento en que se encontraba. Hoy día esto es muy complejo y aunque la práctica sea colectiva, el profesor no debe olvidar la individualidad de cada alumno.


-Una revista de Barcelona encabezaba un artículo sobre Yoga definiéndolo como deporte para vagos. ¿De verdad es tan completo?

Un asana es una determinada postura donde uno está quieto y que tiene tres cualidades determinadas: estabilidad, vigor y confort. Por otra parte están los “yogarritmos”, que son encadenamientos de asanas que pueden durar hasta cuarenta minutos, y que buscan la movilidad y la oxigenación. Tanto estas prácticas como las respiratorias y psicológicas, necesitan atención, entrega y constancia. En cualquier caso, sobran comentarios...



-¿Una definición de meditar?

Precisamente he terminado hace poco de impartir un curso de meditación en el que les decía a los asistentes que no considerasen la meditación como algo raro, extraño, ajeno y esotérico. La meditación es un proceso similar al de dormir, solo que tienes que permanecer despierto, atento, vigilante, calmadamente vigilante.
Y entonces vas abandonando la esfera de la personalidad, vas atravesando la esfera del mundo subconsciente y vas entrando en las raíces del inconsciente. Meditar es ese camino de profundidad, entendiendo que el camino es tan importante como la posada, la meta.

-La meditación es, en la forma, lo que más nos acerca a la suprema serenidad de los dioses, al estatismo luminoso de los Budas. ¿Puede inducir, de alguna forma, a la vanidad?

Efectivamente el ego puede querer apropiarse de esa serenidad y esa lucidez que pueden sentirse en esta práctica, pero eso es, en algún momento, hasta normal. Más pronto o más tarde el fruto de la meditación es la fraterna compasión y esto es lo que llena al practicante de liberación.

-Se puede decir entonces que el “buen” viajero del Yoga debe llevar, casi obligatoriamente, a la meditación en su maleta.

Yo creo que sí. Uno puede empezar desde donde esté y necesite. Cualquiera que sea el motivo por el que uno se acerca al Yoga es apropiado. El Yoga es unión de uno consigo mismo y con la vida que le rodea, y en todo esto la meditación es una pieza fundamental.

Tras hacer unas fotos y agradecerle el tiempo dedicado, dejo tras de mi a Enrique en su silenciosa y acogedora sala de prácticas.


Salvador Palomo.2001







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