“Llega un momento en que sentimos un vacío en
nuestras vidas. Algo o alguien nos falta. No sabemos qué rostro tiene, pero una
parte esencial de nosotros nos hace intuir que su presencia es necesaria. Hay una
sombra de nostalgia en el fondo de cada uno de nuestros actos. Nos vamos a
dormir, pero nuestro corazón queda en suspenso, en alerta, bien despierto. Ignoramos
si nos llamará con fuerza por nuestro nombre o si nuestras miradas se acabarán
cruzando entre la multitud. Ignoramos cómo seremos capaces de adivinar que esos
ojos son los suyos. Los ojos que nos andaban buscando. Los ojos que nosotros
andábamos buscando.
Pero en un mundo en el que todos viven ya con los
auriculares pegados a los oídos y la vista puesta continuamente en una pantalla
brillante, cada vez será más difícil que, en la mansedumbre de un día cualquiera,
surja la gracia extraordinaria de un encuentro”.
-Susanna Tamaro
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