Se ha sugerido que el Yoga es algo semejante a una síntesis
entre la austeridad corporal aria y los complejos saberes psíquicos de los
drávidas. “Los nómadas recientemente establecidos se esforzaban por hacerse, en
cuerpo y voluntad, templados y tensos como el arco y su cuerda, su símil
preferido. Se sometían a pruebas y ordalías muy duras…, se sentaban durante
largos periodos, en postura ininterrumpidamente erecta, bajo el sol del mediodía
rodeados de fuegos muy vivos”, nos dice Gerald Heard en su libro The Human Venture.
Lo que se buscaba era una desviación de las inmensas
fuerzas del Universo mediante siddhis,
o poderes cultivados gracias al dominio yóguico del binomio cuerpo mente; no el
fatalismo pasivo del que con tanta frecuencia se acusa a las religiones
orientales, sino la aceptación de cada momento, resistencia y serenidad; calma
en la acción e intensidad en la calma.
-Peter Mathiessen
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